domingo, 4 de mayo de 2008

Tres estrofas, dos haikús

Varias lenguas, estirpes.
voluntad única de seguir;
única como Dios en el Cielo.
Paridas por una madre
que agonizaba, débil mientras
que de su seno, fuertes
y saludables nacían sus hijos.

Parto doliente
que alumbró placentero
raza altiva.

Llegando a conquistar
territorios en confines
superando los accidentes
que amenazaban desde lo bajo
sin impedir la amada victoria.

Bajo los dardos,
lumíneos, del sol
de los eones.

Al comienzo de la historia,
con el orgullo de quien sabe
que sus laureles
lo esperan en el adelante.

Eduardo Molinari Novoa

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